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Cirugía de Obesidad

Balón Intragástrico

¿Qué es el sistema del balón intragástrico?

El sistema del balón intragástrico (BIG) es un balón de silicona, suave y expansible, que el médico especialista en aparato digestivo introduce en el estómago desinflado y a través de la boca, por medio de una endoscopia bajo sedación profunda y se rellena de suero fisiológico con un volumen entre 400 y 700 mililitros.

¿Cómo funciona?

El balón ocupa parcialmente el estómago y los pacientes tienen la sensación de estar "llenos", es decir, aumenta la sensación de saciedad.
El sistema de BIG está diseñado para facilitar el cumplimiento de una dieta supervisada y un programa de modificación de la conducta alimentaria.

El balón se introduce en el estómago a través de la boca sin necesidad de cirugía.

El médico endoscopista y especialista en aparato digestivo utiliza un examen inicial del estómago a través de una cámara de televisión o endoscopio y, si no observa ninguna anormalidad, procede a la colocación del balón a través de la boca y el esófago hasta llegar al estómago.
Una vez en el estómago se llena con una solución de suero estéril teñido con un colorante azul lo que permite que si filtrara usted observaría un tinte azulado en su orina o fecas. El balón lleno será ya demasiado grande para pasar al intestino y flotará libremente dentro del estómago.

El tiempo invertido en colocar el balón varía, pero habitualmente es entre 20 y 30 minutos. Tras este tiempo el médico controlará que el dispositivo esté bien colocado, permitiéndole al cabo de unas horas regresar a casa.

Por consenso entre los fabricantes y los especialistas, el balón deberá permanecer un máximo de 6 meses en el estómago, tiempo tras el cual será retirado.

La retirada del balón será de la misma manera en que fue colocado, es decir, a través del esófago y la boca por un médico especialista en aparato digestivo, por medio de endoscopia.

¿En quién está indicado el Balón Intragástrico?

Este sistema está indicado en pacientes obesos:

• con un Índice de Masa Corporal (IMC) superior a 30 (que tengan 15 a 20 kilos de sobrepeso)

• adolescentes de 13 a 18 años a los que no se puede ofrecer una cirugía definitiva para su obesidad, ya que no cuentan con la madurez física ni emocional para enfrentar a este tipo de cirugías.

• pacientes con obesidad mórbida candidatos a una cirugía pero, de altísimo riesgo o que, simplemente, rechazan la cirugía como única alternativa de tratamiento.

Antes de la colocación, el paciente es evaluado por médico, nutricionista y psicólogo clínico, que tras estudiar al paciente de forma individualizada lo aceptan o rechazan para el programa de balón intragástrico.

Además se le realiza una evaluación preoperatorio (hemograma, perfil bioquímico, de glucosa, lipídico y tiroideo. Además electrocardiograma y a veces radiografía de tórax).

El paciente no recuerda ninguna molestia de la colocación.

Al día siguiente de la colocación notará náuseas, opresión en la boca del estómago (el estómago se contrae sobre el balón intentando expulsarlo) y con frecuencia, vómitos. Le daremos tratamiento para prevenir y tratar este problema y estará en contacto telefónico con el equipo permanentemente. Estas molestias le durarán 3 o 4 días. Después, podrá hacer una actividad completamente norma, pero puede que sienta hinchazón abdominal con cierta frecuencial.

El seguimiento se realiza por todos los miembros del equipo, de acuerdo a las necesidades y estilo de vida de cada paciente.

El paciente es visto, al menos, cada 30 días por su nutricionista y cada mes y medio por su médico especialista y por su psicólogo clínico si fuera necesario.

Es igual de sencilla que la colocación. Se realiza a los 6 meses. Con el paciente ligeramente sedado o con una breve anestesia general, introducimos una cámara por la boca hasta el estómago, aspiramos el contenido del balón y, después, lo extraemos. En 120 minutos el paciente puede marcharse a su casa.

Las contraindicaciones del balón son descritas, minuciosamente, en las especificaciones del producto pero, pueden resumirse en que no debe colocarse en pacientes con:

• Índice de masa corporal inferior a 30

• Edad no comprendida entre 18 y 65 años

• Patología digestiva que contraindique la colocación de un cuerpo extraño en estómago por riesgo de sangrado (ulcus duodenal, varices esofágicas, etc)

• Patología estenosante del tubo digestivo, pre o postgástrica, donde pudiera impactarse el balón (enfermedad de Crohn, anillo de Schatzky, estenosis pilórica, antecedentes de cirugía abdominal y/o ginecológica, etc.)

• Hernia de hiato de más de 8 cm. de diámetro

• Patología psiquiátrica

• Consumo de drogas o alcohol

• Ingesta de líquidos hipercalóricos de forma habitual (alcohol, helados, refrescos y chocolates)

• Embarazo

Es importante comprender que el sistema del balón intragástrico es un dispositivo que ayuda a perder peso al disminuir la ingesta diaria de alimentos por provocar una sensación de saciedad, es decir, una sensación de estómago lleno. Debe por tanto usarse junto con una dieta supervisada médicamente y un programa de modificación del comportamiento alimentario. Por tanto, la pérdida de peso dependerá de la observación estricta de la dieta, a lo cual ayudará la disminución de apetito provocada por el estímulo de saciedad inducido por el balón dentro del estómago.

El ritmo adecuado para perder peso en cualquier tratamiento para la obesidad debería girar en torno a 1 Kg. Cada 2 semanas. Es importante que usted sepa que su perdida de peso es variable pero app será entre el 10 a 20% de su peso real, vale decir si pesa 100 k, perderá entre 10 y 20 kilos. La pérdida de peso dependerá de factores como el tiempo en que permanezca el balón dentro del estómago (máximo 6 meses) y el ritmo de pérdida de peso de cada paciente.

Existe la posibilidad de que usted pierda poco peso o no pierda peso en absoluto mientras porta el balón, al igual que existe la posibilidad de que se pierda peso de una forma incontrolable o perjudicial para su salud. No olvide hablar con su médico acerca de estas posibilidades.

Usted tendrá mayores posibilidades de mantener la pérdida de peso después de la extracción del balón, si mantiene los hábitos adquiridos en su dieta y comportamiento alimentario durante el uso del balón. Si eso usted no lo hace, es probable que vuelva a ganar peso una vez retirado este.

Es muy probable que la presencia del balón dentro del estómago produzca nauseas o vómitos durante algunos días después de su colocación. El equipo médico puede prescribir medicamentos para aliviar estos efectos potenciales.

Como en todos los procedimientos médicos, existe el riesgo de reacciones imprevistas, desconocidas y adversas a los medicamentos utilizados y a la clase de procedimientos implicados. Esto puede variar según las personas.

El balón intragástrico está fabricado con una silicona especial, ácido-resistente. Si el balón se desinflara antes de su momento programado, el colorante que lleva en su interior provocaría un cambio en la coloración de la orina.

En caso de tal improbable situación, el balón desinflado es suficientemente pequeño para que pase por los intestinos y salga del cuerpo naturalmente. Existe algún caso descrito en el que el balón tuvo que ser quitado quirúrgicamente. Si usted sospechara que el balón se ha deshinchado, debe notificarlo inmediatamente al equipo médico.

Como en otros procedimientos gástricos, existe el riesgo de que se produzcan lesiones en las paredes, ya sea por contacto directo con los instrumentos utilizados para la colocación del balón, como por el mismo o por la producción excesiva de ácido por la pared gástrica. Posibles consecuencias de esto son la formación de úlceras, hemorragias, dolores o perforaciones. Tales complicaciones pueden exigir la intervención médica o quirúrgica.

Naturalmente, su médico es la persona indicada con quien discutir todas sus preguntas, para que usted evalúe los beneficios y riesgos de este sistema.

Según la Organización Mundial de la Salud, más de 1.000 millones de personas de todo el mundo padecen sobrepeso y, de estos, al menos 300 millones son obesos. Además, un estudio reciente ha demostrado que la obesidad causa más efectos perjudiciales en la salud, que el tabaco o los problemas con el alcohol. El incremento de las afecciones crónicas ocasionadas por la obesidad es similar al provocado por un envejecimiento de 20 años.